El contexto de crisis actual ha expuesto al país a situaciones de tensión entre empleadores y trabajadores/as que se ha traducido en índices de alto desempleo, movilizaciones, falta de oportunidades y descontento nacional. La nueva realidad en el ámbito laboral y los problemas del COVID-19 ha afectado profundamente a los trabajadores y trabajadoras del país. Se necesitan técnicas de resolución de conflictos.
Frente a ello, los procesos de diálogo social cobran una especial relevancia, ya que permite tratar asuntos de interés común para la toma de decisiones, especialmente en época de crisis, conflicto y negociación. Hay evidencias históricas sobre cómo el camino del diálogo deriva en mejoras de los intereses de los trabajadores y empleadores.
Por ejemplo, a comienzos de la década de los 80s, empleadores y sindicatos de Holanda comenzaron a emplear la Metodología Ganar/Ganar en sus procesos de diálogo social (negociación colectiva). Esta metodología ha tenido un éxito rotundo hasta el día de hoy por una sencilla razón: todos ganan. Fue así que el país europeo comenzó su implementación a fin de armonizar y mejorar el clima laboral de las empresas, que en ese entonces estaban siendo fuertemente impactadas por la recesión económica.
Cabe resaltar que esta metodología fue desarrollada originalmente en la Universidad de Harvard. A raíz de esta exitosa experiencia el Programa de Cooperación de Empleadores Holandeses (DECP por sus siglas en inglés) comenzó a promover esta metodología y fue adaptada en distintos países de África, Asia y a nivel de Sudamérica únicamente Perú, a través del Instituto Socio-laboral y Ambiental (IESI), entidad que busca fomentar los derechos laborales sobre la base del diálogo social en los distintos niveles de negociación colectiva.
La Metodología Ganar/Ganar sostiene principalmente que si bien el empleador y los trabajadores tienen intereses contrarios y por eso buscan la resolución de conflictos; ambos se necesitan uno del otro y son dependientes entre ellos mismos. Si ambas partes ganan esto se traducirá en una mayor productividad en el trabajo y mayores oportunidades de innovación social.
Este escenario se logra cuando se encuentran oportunidades en las diferencias, mediante el uso de la creatividad y, principalmente, de la confianza. Si bien el método requiere esfuerzo porque se preocupa en investigar y comprender los intereses de todas las partes involucradas a fin de identificar sus necesidades y preocupaciones, la experiencia señala que los beneficios obtenidos por ambas partes son mayores.
Es necesario recordar que el diálogo social puede ser decisivo para amortiguar las consecuencias socioeconómicas de la pandemia, protegiendo a los trabajadores y sus familias frente a la pérdida de empleos e ingresos, así como a las empresas frente a la quiebra.
Si queremos un entorno laboral más justo y equitativo, necesitamos estrategias conjuntas y consensuadas, que también involucre la voz del trabajador en la toma de decisiones para lograr beneficios integrales. Hoy en día más que una cultura de diálogo o visión en conjunto, hay una cultura de lucha, para ganar yo y no el otro. Es este último punto el que debemos cambiar.
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